Muchas veces por desgracia esta ignorancia al respecto es bien intencionada, especialmente porque le gran grueso de las vacunas se aplica a infantes. Es impórtate mencionar que, las vacunas si pueden tener efectos secundarios (algunas veces graves). Pero las posibilidades de sufrirlos son muy bajas y el beneficio obtenido a nivel particular y general es mucho mayor que el riesgo. Todo este movimiento de “anti-vaxxers” nace de mitos e información compartida por los canales erróneos. Algunos de estos son:

Las vacunas provocan autismo. 

Los indicadores de los últimos años nos muestran un aumento en el número de casos de autismo. Esto ha avivado el mito de que son las vacunas las que están provocando este cuadro en niños a temprana edad. Lo cierto es, que el aumento en el diagnóstico de niños dentro del espectro autismo, se debe a los cambios en los criterios de diagnóstico; es decir, pequeños que antes eran diagnosticados como “excéntricos” hoy se les incluye en la clasificación de pacientes autistas. 

Las vacunas contienen toxinas.

El formaldehido, mercurio o el aluminio son sin lugar a dudas tóxicos para el cuerpo humano. Pero la cantidad utilizada en la producción de vacunas es (cuando existe) muy por debajo incluso de los niveles considerados permitidos. A la fecha y tras varios estudios no se ha encontrado evidencia de alta toxicidad en las vacunas.

Si me vacuno me inmunizo de por vida.

Esto dependerá del tipo de vacuna, y de cuantas dosis recibas para tener los anticuerpos que necesitas para estar protegido. Incluso hay vacunas que deben de reforzarse a edad avanzada, como la de la difteria y tétanos.

En países desarrollados las vacunas no son necesarias.

Muchos países desarrollados cuentan con un sistema de salud muy eficiente, lo que da una falsa seguridad de necesidad. Pero se debe tener en cuenta, que en muchos de los países desarrollados la obligatoriedad de las vacunas, son la principal barrera de defensa. Además, debemos recalcar, que la gran mayoría de enfermedades no han sido erradicadas en su totalidad del planeta, por lo que se hace necesarias sus aplicaciones en todo el mundo.

Ponerse varias vacunas al mismo tiempo puede ser peligroso.

El efecto que tiene cada vacuna en el organismo es único, así como también los anticuerpos que puedan generar; por lo que colocarse varias vacunas al mismo tiempo, no representa en lo absoluto un riesgo para la salud de la persona. 

Para viajar al extranjero siempre hay que vacunarse de algo. 

Cada requisito de vacunación va a depender de la localización del lugar a donde queramos viajar. Muchos países que tienen clima tropical, incluyen para su ingreso vacunas como la de la Fiebre amarilla, disminuyendo con ello, el riesgo de contraer dicha enfermedad durante su viaje.  

Los alérgicos al huevo no deben vacunarse.

En vacunas como la de la influenza, rabia o fiebre amarilla; el proceso de elaboración de la vacuna es a través de cultivo embrionario de pollo. Por este motivo, pueden contener cierta proteína residual de huevo. Pero al igual que con otros compuestos en ocasiones las cantidades son mínimas e inofensivas para las personas con alergias. En este caso siempre coméntalo con tu médico antes de recibir la vacuna.

Si estas del lado de la gente que prefiere no vacunar, respetamos tu derecho a ello. Sabemos que es difícil cambiar de opinión y deseamos que tu familia viva llena de salud. Lo único que podemos pedirte es que obtengas tu información de sitios fidedignos, y que tengas una mente abierta a la investigación, no solo a lo que lees en medios sociales. Tal vez no lo sepas, pero las vacunas han sido parte fundamental de nuestra supervivencia y mejora como especie, y llegaron para quedarse.

De hecho…

• Alrededor de 23,2 millones de niños se salvaron gracias a la vacunación contra el sarampión entre 2000 y 2018.
• Se podrían evitar 1,5 millones de muertes anuales si mejorara la cobertura mundial de inmunización.
• La primera vacuna producida en laboratorio se fabricó en 1879 para inocular pollos.
• Antes del desarrollo de la teoría de gérmenes se creía que la “miasma” (un aire fétido que salía de la suciedad) era la culpable de las epidemias
• Nuestro cuerpo produce formaldehído a tasas más altas que la existente en las vacunas.