La Oroya es también llamada el “Chernobyl del Perú”. Aquí, el 90 por ciento de todos los niños tienen un nivel elevado de plomo en la sangre. Incluso, en los recién nacidos y los niños en el útero, ya se han encontado niveles excesivos.

¿Qué está pasando en La Oroya?

Aquí el air tiene, entre otras cosas contiene 85 veces más arsénico de lo permitido y 41 veces más para el plomo. La Oroya es un pueblo minero en un país donde el 60 por ciento de todas las exportaciones provienen de este sector. En la zona se extrae plata, cobre, estaño, níquel, bauxita, manganeso, mineral de hierro y oro. Todo esto por sí solo no sería tan peligroso, pero en 1922 se construyó una fundición en La Oroya, en la que se procesaron muchos de estos metales hasta 2009. Esto resultó en subproductos tóxicos que se liberaron al aire.

La Oroya fue nombrada por la organización ambiental estadounidense “Pure Earth” (anteriormente Blacksmith Institute) como uno de los 10 lugares más contaminados del mundo. La fundición local fue operada durante mucho tiempo por la empresa Doe Run, con sede en Missouri, Estados Unidos. Esta empresa se declaró en quiebra en el 2009, porque no obtuvo más préstamos para cumplir con los estándares ambientales por parte del estado peruano.

Las consecuencias y un futuro incierto.

Las consecuencias de la contaminación siguen siendo devastadoras para los habitantes. Problemas respiratorios y digestivos, retraso en el crecimiento, así como importantes déficits de aprendizaje y memoria en los niños, desnutrición, por nombrar solo algunos. Además, la revista “América Economía” anunció recientemente que la fundición podría venderse pronto y posiblemente reabrir.

A pesar de toda la contaminación, mucha gente quiere esto continúe de la misma forma, porque en la “Capital Metalúrgica del Perú”, como también se le llama a la Oroya por su industria, es una fuente de ingresos importante. En 2015, incluso hubo protestas violentas aquí para reabrir la fundición y reducir los estándares ambientales.

De hecho…

• La contaminación de La Oroya afecta directamente a unas 35,000 personas.
• El dióxido de azufre irrita la piel y las membranas mucosas de los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones.
• A pesar de existir casos de juicios en contra, tanto la sociedad como el gobierno han desechado los recursos legales.
• Sí toda la industria en la Oroya tuviera que cerrar de la noche a la mañana, varios estudios han demostrado que la contaminación del aire con plomo probablemente continuaría durante siglos.